POR: CLAUDIA MARTÍNEZ DEL CERRO
Esta fotografía a mi punto de vista no simboliza otra cosa más que el acercamiento de occidente con la crudeza que viven países sumergidos en conflictos bélicos y en condiciones pauperrimas como Afganistàn.
El éxito de ella radica en que el fotógrafo logró captar en los ojos de esta persona lo que es en realidad vivir en un paìs del tercer mundo y acercar el sufrimiento de una niña afgana hacia las avanzadas sociedades norteamericanas repletas de consumismo, capitalismo, partidos de futbol americano y Mc Donalds.
Los fotoperiodistas de National Georgraphic tuvieron la incesante necesidad de saber què era lo que habìa sucedido con esta chica. A mi parecer es una exageración absoluta el haber realizado una búsqueda tan exacta sòlamente para saber de la vida de alguien que existe todos los dias en esos entornos, de alguien que es una persona como todas las que han existido en esa naciòn tan tràgica y de alguien que es igual a los millones de personas que naceràn en un futuro cercano y estan destinadas a esa misma miseria, no porque estè de acuerdo con ella, pero me parece que es evidenciar el sufrimiento humano de una sociedad que tristemente radica en un país que ha sido marginado sistematicamente por la comunidad internacional.
Afganistán es una cuna de terroristas, pero también el hogar de millones de refugiados.
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