La joven afgana
A veces creo que la belleza de una imagen radica en la capacidad que tiene de transmitir sentimientos y provocar en nosotros intriga, curiosidad, interés, dudas...
La fotografía de la niña afgana envuelve dentro de sí toda una historia, es como si la imagen hablara, como si sus ojos hablaran. Es una imagen que ha causado en muchas personas admiración, tristeza, dolor, incertidumbre, angustia y sobre todo intriga.
En 1985 Steve Mc Curry tomó esa fotografía, fue portada de la revista y dio la vuelta al mundo volviéndolo famoso, pero 17 años después decidió ir en busca de esta joven afgana, cuyos ojos hipnotizantes y gesto le causaron la inmensa curiosidad de saber que había sido de ella.
La búsqueda duró alrededor de dos años, fue difícil encontrarla y asegurarse de que era ella. Sus ojos son los mismos pero su rostro revela años de sufrimiento y de maltrato, toda una vida de dolor.
La comparación entre ambas fotografías deja un espacio fácil de llenar, toda una historia es contada con tan sólo dos imágenes, dos imágenes fuertes, dos imágenes hermosas aunque enormemente dolorosas.
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