Esta película denota cómo el trabajo de un fotógrafo puede a veces implicar correr ciertos peligros. Oliver Stone y Richard Boyle, fotógrafo, periodista y además protagonista de la cinta lograron un guión (nominado al Óscar en 1986) basado en hechos reales. Sin embargo lo que me llamó la atención de la película fue el personaje de otro fotógrafo y no el del mismo Boyle. Y es que John Cassidy fue quien en la mayor parte de la cinta se encuentra haciendo su trabajo: tomar fotografías. Si queremos seguir a uno de los personajes como ejemplo a seguir es a ese y no a el personaje principal, ya que era John el que no se mostraba más que para hacer lo que mejor hace y también lo que más le gusta hacer. Sin embargo lo que se puede apreciar de Richard es que al tomar las fotos supo bien fijarse en su entorno. En esa clase de lugares peligrosos un fotógrafo no solamente uno tiene que captar las imágenes, sino también salvarse el pellejo. Debo destacar de igual forma que en la película, filmada algunas partes en nuestro país, el trabajo de los fotógrafos involucra a veces frialdad. Esta frialdad al hacer tomas de gente a punto de morir o incluso de ser muerta. Esto con el fin de contar una historia que a veces suele tratarse de algo cruel pero finalmente real.
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