viernes, 6 de noviembre de 2009

Dinastía Herrera




El nombre de la familia Herrera, disfraza con un apellido bastante común una dinastía de varias generaciones de fotógrafos.
Durante un siglo han fotografiado México.
La línea en orden de aparición va: José María, Armando, Héctor, Héctor Armando, Catalina, Ana Lourdes y Juan Pedro.
Todos ellos llegaron de manera fortuita al mundo de la fotografía e intentaron salirse de el pero un evento u otro, como una maldición irrompible, los devolvió a esta tradición familiar.

Héctor Herrera, filósofo e innovador del retrato, piensa que “tomar una foto es meterse en el mundo íntimo del retrato”.
–En mi caso –señala–, es una especie de comunión entre él y yo. Siempre procuro que el retratado se olvide de la cámara y se relacione conmigo. La foto, por ponerlo de alguna manera, es lo de menos. Por eso los Herrera decimos que no tomamos sino que hacemos fotos.
Declaración que puede parecer arrogante, pero de una u otra forma no podemos dejar de lado que han retratado la historia de México a través de los personajes que la han moldeado.
Nosotros somos testigos de los momentos más íntimos de la gente –dice Catalina–, y no importa qué pase, tenemos que salir con una buena foto.

Esto último puede ser un poco reprochable ya que es bastante evidente que el nivel de calidad ha ido bajando generación con generación, siendo su mejor época la protagonizada por los primeros 3, destacando principalmente los retratos de la época del cine de oro mexicano.