Cuando pienso en el Bicentenario de la Independencia, lo primero que se antepone es el discurso oficial. Volteo a mi alrededor y no concuerdo con el Presidente. Escucho comentarios sobre que este año “no hay nada que festejar”.
A 200 años de ser una nación independiente las cifras nos indican que México depende en un 80 por ciento de Estados Unidos en lo político, cultural y comercial.
En materia de salud, igualdad, pobreza, educación, seguridad nuestro querido país se encuentra por los suelos.
Pero, no todo está perdido, al fin y al cabo este México lo ha forjado su gente, sus mujeres, niños, ancianos, jóvenes, quienes a lo largo de todo este tiempo, son los verdaderos héroes, son la patria.
Son a ellos a quienes debemos de festejar, a nuestros amigos, familia, al maestro, a los de a pie que cada seis años se levantan de la desesperanza, a los que cada Mundial renuevan su patriotismo.
Para mí eso es el bicentenario su gente, mi gente, nosotros.
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